viernes, 14 de febrero de 2014
Tomado del libro "Historias humanas de perros y gatos" de Gustavo Castro Caycedo
Apartes de dos excelentes discursos de
Fernando Vallejo, pronunciados cuando recibió los premios Rómulo Gallegos de
Novela, en Caracas, y el FIL de Literatura en Lenguas Romances en la Feria del
Libro de Guadalajara:
“Dos
mil años llevamos de civilización cristiana sin querer ver, ni oír, haciéndonos
los desentendidos, atropellando a los animales , cazándolos por sus
colmillos o sus pieles, experimentando
con ellos, inoculándoles virus y bacterias, rajándolos vivos para ver como
funcionan su órganos y sus cerebros, maltratándolos, torturándolos,
asesinándolos, enjaulándolos, vejándolos, abusando de su estado de indefensión,
con la conciencia tranquilos
“Los
animales no son cosas y tienen alma y no son negociables ni manipulables y hay una
jerarquía en ellos que se establece según la complejidad de sus sistemas
nerviosos, por los cuales sufren y sienten como nosotros: la jerarquía social
del dolor. En esta jerarquía los
mamíferos la clase linneana a la que
pertenecemos nosotros, está arriba. Mientras más arriba esté un animal en esta
jerarquía del dolor, más obligación tenemos de respetarlo. Los caballos, las vacas, los perros , los
delfines, las ballenas, las ratas son mamíferos como nosotros y tienen dos ojos
como nosotros, nariz como nosotros, intestinos como nosotros, músculos como
nosotros, nervios como nosotros, sangre como nosotros , sienten y sufren como
nosotros, son como nosotros, son nuestros compañeros en el horror de la vida,
tenemos que respetarlos, son nuestro prójimo.
Y que no me vengan los listos y los ingeniosos que nunca faltan a decirme
ahora, para justificar su forma de pensar
y de proceder, que entonces no hay que matar un zancudo. Entre un zancudo y un perro o una ballena hay
un abismo: el de sus sistemas nerviosos.
“Varias
veces al año las playas de las islas Faroe (Al norte de Dinamarca) se
transforman en campos de matanzas de ballenas. Grandes grupos de ballenas son
guiadas hacia ellas y atacados desde las embarcaciones balleneras y sacrificadas
sin misericordia. Primero les entierran un garfio metálico de 5 libras de peso,
luego les cortan la médula espinal con un cuchillo ballenero de 6
pulgadas. El gancho se lo entierran
varias veces hasta que las puedan enganchar bien para empezar a cortar. Como por instinto las ballenas lucha
violentamente en medio de su agonía, es casi imposible matarlas con un solo
corte. Deben soportar y sufrir antes de
morir. A los nórdicos ahora s les han
venido a sumar los japoneses. ¡Los japoneses!, los de Pearl Harbor, los que en
la segunda guerra mundial les hicieron a los chinos y a los coreanos ver su
suerte. Ahora cazando ballenas. ¿Cómo
vamos a comparar a un japonés –que es un hombre bajito, feíto, amarillo, cruel-
con una ballena que es un animal grande y hermoso! Y los delfines , los otros
mamíferos acuáticos , que protegen a los náufragos de los tiburones: en los
últimos 40 años hemos matado setenta millones.
“El
dolor es un estado de conciencia, un fenómeno mental y como tal nunca puede ser
observado en los demás, se trate de seres humanos o de animales. Cada quien sabe
cuando lo siente, pero nadie se puede meter en el cerebro ajeno para saber si
lo está sintiendo. Que los demás lo
sienten lo deducimos de los signos externos: retorcimientos, contorsiones
faciales, pupilas dilatadas, transpiración, pulso agitado, caída de presión
sanguínea , quejas, alaridos, gritos.
“Pues
estos signos externos los observamos tanto en el hombre como en los mamíferos y
en las aves. Aunque la corteza cerebral
está más desarrollada en nosotros y este mayor desarrollo es el que nos permite
el uso del lenguaje, el resto del cerebro en esencia es el mismo en todos los vertebrados
pues todos procedemos de un pasado común.
Así las estructuras cerebrales por las que sentimos hambre, angustia el
miedo, el dolor , las emociones son iguales en nosotros que en el simio, en el
perro o en la rata. ¿Cuántos millones de
simios, de perros y de ratas hemos rajado vivos para llegar a estas conclusiones?
.
“Los
genomas del gorila y del orangután coinciden en el 98 por ciento con el humano
y del chimpancé en el 99. Y el ciclo
menstrua de la hembra del chimpancé es exacto al de la mujer. Ya los sabemos, somos iguales a ellos ¿cuánto
tiempo más nos vamos a seguir haciéndonos los tontos? Y los que duden de que los simios son como
nosotros, mírenles las manos y mírenlos a las caras y los ojos. No hay que saber de biología molecular ni
evolutiva ni neurociencias para descubrir el parentesco. Solo hay que abrir el alma. Y sin embargo, candidatos altruistas al
premio Nobel de medicina, médicos y científicos generosos, siguen
experimentando con ellos, con los chimpancés y los mandriles y los macacos,
inoculándoles el virus del sida dizque para producir una vacuna dizque para salvar dizque a la humanidad.
¡Mentirosos! ¡pendejos! La humanidad no
tiene salvación, siempre ha estado perdida. Que se jodan los drogadictos de
jeringa y los maricas si se infectaron de sida, suya es la culpa. Y dejen
tranquilos a los simios. En la medida en que nos parezcamos a ellos no podemos
tocarlos y en la medida en que no ¿para qué experimentar con ellos? ¿para qué
si no sienten, si son objetos, si son cosas inertes sin alma?.
“Con
la conciencia tranquila, sin poner en riesgo nuestra salvación eterna, podemos
cazar impunemente a los animales para hacer teclas de piano con sus colmillos,
adornos con sus caparazones y abrigos con sus pieles; experimentar con ellos e
inocularles cuántas baterías y virus se
nos antoje. Encerrarlos de por vida en jaulas, practicar la vivisección
con ellos, torturarlos en las galleras, en las plazas de toros y en los circos,
transportarlos como bultos de cosas bajo el sol ardiente sin importarnos su sed
y acuchillarlos en los mataderos, porque ellos no son como nosotros ni sienten
dolor. Los que cazan animales para quitarles
la piel, los “tramperos”, los agarran en trampas metálicas que les destrozan
las patas. Luego les introducen un palo
en el hocico abierto por la angustia de la agonía y herido e inmovilizado el
animal, pisándole las patas traseras lo asfixian por presión en el cuello y en
la caja torácica. Toda la paciencia y la calma para producirles la muerte sin
ir a maltratar la mercancía.
“! Y
los musulmanes, estos devotos de Alá. Hoy andan los iraquíes muy ofendidos con
los gringos por que irrumpen en sus casas con perros a buscar armas, ¡Con
perros, qué ofensa, qué horror! Si un perro toca a un iraquí con el hocico, lo
saló de por vida porque el perro es un animal sucio, impuro. ¡Ay, tan puros
ellos, tan inodoros, tan limpiecitos! Arrodillados rumbo a la Meca con los
zapatos apestosos afuera y los traseros al aire. Si supieran estas asquerosos
me despiertan todos los días con besos…
“!Y
los indómitos afganos con los que no pudo ni Alejandro Magno, pero que cayeron
en veinte días hace un año y se pusieron de moda! También son de los que ponen
a pelear a los perros. ¿Por qué no pondrán más bien a pelear a sus madres estos
esbirros de Alá? Que les quiten los velos y el bozal a esas viejas paridoras y
que se saquen el alma a dentelladas.
“Las
corridas de toros, las peleas de perros, las peleas de gallos, el tráfico con
los animales, las tortugas de la Amazonía convertidas en objetos decorativos de
carey y los zorros y los caimanes cazados para hacerles abrigos con sus pieles
a las putas y cinturones y zapatos a los maricas y a las respetables señoras de
la más alta sociedad que van a misa los domingos. ¿Y qué dice de todo esto el
Papa? ¿Por qué no excolmulga a los que participen en esos espectáculos infame?
¿Y a los maestros de biología que practican la vivisección y rajan sapos vivos
en las escuelas dizque para enseñarles a los niños el funcionamiento del
sistema nervioso? ¿Y a los que torturan animales en los circos? ¿Por qué no
dice nada de las vacas y los torso y los terneros y los cerdos acuchillados en
mataderos?.
“El
1º de septiembre de 1914 a las 5 de la tarde murió la última paloma migratoria
en el zoológico de Cincinnati. Ya acabamos con las palomas migratorias, con el
tejón rayado, con la musaraña marsupial, con el potoro de Gaimard, con el
kanguro-rata achatado, con el balabí de Toalach, con el lobo de Tasmania, el
bisonte oriental, el bisonte de Oregón, el carnero de Canadá, el puma oriental,
el lobo de la Florida, el zorro de orejas largas, los osos Grizzli, el asno
salvaje del Atlas, el león de Berbería, el león de Caba y el león de Cuaga, la
cebra de Burchell y el blesbok. Ya no
existen más, a todos los exterminamos. ¡Qué bueno, benditos sean! ¡Que bueno
que se murieron y se acabaron! Especie que se extingue, especie que deja de
sufrir especie que no vuelve a atropellar el hombre. ¡Y que se jodan los
ecologistas que ya no van a tener bandera para que los elijan al parlamento
europeo! Al ritmo a que vamos dentro de unos años este planeta estará habitados
solo por humanos. Entonces no tendremos que comer y en cumplimiento de nuestra
más íntima vocación, nos comeremos los unos a los otros.
“El
hombre no es el rey de la creación. Es una especie más entre millones que
comparten con nosotros un pasado común de cuatro mil millones de años. Cristo
es muy reciente, solo tiene dos mil años. Al excluir a los animales de nuestro prójimo, Cristo se
equivocó. Los animales, compañeros nuestros en la aventura dolorosa de la vida
sobre este planeta loco que gira sin ton ni son en el vacío, viajando rumbo a
ninguna parte, también son nuestro prójimo y merecen nuestro respeto y
compasión. Todo lo que tenga un sistema nervioso para sentir o sufrir es
nuestro prójimo.
“Para
su sustento, la naturaleza dotó a los seres vivos de otros seres vivos. Pero
los humanos no nos limitamos a esa ubérrima oferta. Esta especie delirante que
somos los sacrifica en juegos demenciales, como la cacería llamada su crueldad
más abyecta”.
Líneas de un artículo que Fernando Vallejo
escribió para la revista El Malpensante, el cual tituló: “Mi otro prójimo”
“Míreles
las caras, la expresión de las caras. Y por si le quedan dudas, tenga presente
lo que nos enseñan la citología y la biología molecular respecto al cariotipo y
al genoma: el chimpancé, el gorila y el orangután o sea los grandes simios,
tienen 24 cromosomas, el hombre tiene 23, pero resulta que uno de los
cromosomas nuestros está partido en dos en ellos; los restantes cromosomas son
iguales.
“En
cuanto al genoma (o sea el conjunto de los genes que están en los mencionados
cromosomas y que determinan quiénes somos, si fulanito de tal o zutanito, si
perro o gato) el del hombre y los del gorila y el orangután coinciden en el 98
por ciento y e del hombre y el del chimpancé en el 99 por ciento. Así nos lo
dice la última de las grandes ciencias biológicas, la biología molecular, la de
Watson y Crick, la de Avrey, Kornberg, Spielgman, etc., etc. ¡Carajo! Si no estamos emparentados con los
simios, los perros, los gatos, las vacas y las ratas y demás mamíferos (por no
ir más allá de la clase Mammalia y ampliar nuestro parentesco al filum de los
vertebrados) tampoco entonces lo están los padres con los hijos, los hermanos
con los hermanos, los primos con los primos…
“Sobre
los 35 mil perros callejeros masacrados durante el último año de por el Centro
de Zoonosis de Bogotá, cuyo alcalde Lucho Garzón es un hombre tan bueno que
para sacrificarse por nosotros aspira a la Presidencia. Y en aras de tan noble fin, puesto que los
perros no pueden votar por él, los elimina, en tanto a los niños pobres
bogotanos les da desayunitos a lo padre García Herreros, tomando muy bien las
precauciones para que la prensa lo fotografíe a diestra y siniestra y los
padres de los niños no se olviden de él el día de las elecciones. ¡Demagogo!
¡Cabrón!
“Paisanos:
somos como perros, como gatos, como vacas, como ratas…Hasta tenemos sus mismas
enfermedades. Las ratas, por ejemplo, nos contagian la peste, pero nosotros a
su vez las contagiamos a ellas. ¡Pobres ratas! Y a los perros les da diabetes,
como a nosotros, y sobretodo si les sacamos el páncreas para experimentar y ver
si sí les da ¡Pobres perros! Y les da cáncer, como a nosotros. Y envejecen,
como nosotros. Y se mueres, como nosotros. ¿A qué entonces tanta soberbia de
esta especie del Homo sapiens excretora, mentirosa y mala. Somos una especie
más entre millones y millones de especies animales y las diferencias entre
nosotros y los restantes mamíferos son insignificantes. A diferencia de los
animales hemos desarrollado el lenguaje hablado, el de las palabras, el cual no
da la capacidad exclusivamente humana de mentir. Nos designamos como el Homo sapiens
u hombre sabio pero no, somos el Homo Mendax, el hombre mentiroso, la mentira
es nuestra esencia”.
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