Entre tanta sonrisa postiza, valla excesiva y promesa trillada, se me vinieron encima las elecciones de consulta de partido, senado y presidente, y claro está, ya va siendo hora de definir por quien iré a votar. Aunque siempre he tenido claro por quien no lo haría, no tenía tan claro cuales eran mis opciones más posibles. Sin embargo, en estas últimas semanas mi elección ha empezado a ser más clara, y por ello agradezco al partido liberal y conservador, pues realmente me han facilitado las cosas cuando veo no solo la sarta de clichés politiqueros y anacrónicos que aducen sus candidatos, sino también cuando veo, las actitudes poco constructivas de sus aspirantes que paradójicamente hablan de paz con actitudes de guerra incluso entre los mismos aspirantes del mismo partido, lo que me parece ya increíble y salido de cualquier proporción. Además porque, al igual que el Polo democrático, me demuestran que pese a su crítica constante al gobierno actual de haber destruido completamente el concepto de institución para favorecer el concepto de mesías que en nuestro país siempre ha calado tanto, los egos políticos definitivamente, no quedan de lado, y me hacen pensar que el resultado en este aspecto, no sería muy diferente al que ya tenemos: Por un lado, el de un gobierno que se redujo a la figura de una persona, pasando de largo ante la robustez y el respeto que merecen las instituciones que son la garantía de un estado regido por sus leyes y por su constitución por encima de los deseos y las pasiones de sus gobernantes que siempre serán subjetivas, y por otro lado, el de una sociedad que se le olvidó su potencial reflexivo y crítico ante la propuesta pobre de entender las problemáticas sociales y políticas como un juego bipolar, en el que solo existen dos extremos en un ring de boxeo y que automáticamente implica la intolerancia y el rechazo radical ante la forma de pensamiento de aquel que se encuentra en el ring opuesto. Sin importar, si es la izquierda o es la derecha, cada una de ellas ya tiene su banca de tres patas en su lado respectivo del ring, y la verdad ya me cansé de tanto round mediático y manipulador, carente de un carácter realmente constructivo que mire más hacia adelante y menos hacia atrás, y que busque menos argumentos para defender las mismas posiciones polarizadas que siguen argumentando una única forma de entender el papel del individuo en nuestra sociedad y sus responsabilidades con ella (si es que realmente le entrega algunas). Es gracioso, ver como de un lado o del otro, se critican mutuamente, pero haciendo uso exactamente de las mismas prácticas que le critican a su artificialmente creado, polo opuesto. Me parece, que esta situación, nos convierte en una sociedad no muy diferente a un hámster que gira y gira interminablemente dentro de la misma rueda, sin poder hacer transformaciones realmente productivas en su forma de vida. ¿Por qué habríamos de vivir distinto, si pensamos de la misma manera?. ¿Por qué no deberíamos tener grupos violentos si la propia ira nos haría jalar del gatillo?, o ¿por qué deberíamos ser un país mas pujante si la gran mayoría, en mayor o menor grado, somos tramposos y cómplices de actos de corrupción mínimos, cuando realmente desde el punto de vista del hecho como tal, no hay diferencia entre una adjudicación comprada de contratos y el soborno al policía para que no nos quiten la licencia de conducir?, o ¿Por qué debería un partido político de la izquierda o la derecha rasgarse las vestiduras cuando se descubren actos de corrupción o clientelismo del otro, cuando hasta el cansancio se han demostrado dichos actos de parte y parte?.
Esta no es una reflexión con anhelos y delirios de grandes cambios en las masas y en las instituciones, sino por el contrario, con el modesto, pero suficiente para mí, carácter transformador de mi propio pensamiento. Creo que es por ahí que deberíamos empezar para realmente cambiar el país. La verdad no creo, en mesías políticos, ni en propuestas carentes de pluralidad y respeto por la heterogeneidad y la diferencia. Tampoco creo en propuestas de soluciones que se encuentran repletas de argumentos vacíos de compromisos ciudadanos, prometiendo que todo será arreglado desde el Estado, y con completa nulidad de planteamientos que inviten y orienten la transformación cultural de aquello que nos hace tan “colombianos” y a la vez tan nocivo para la creación de una sociedad tolerante, en paz y justa. Desafortunadamente lo característico del colombiano no es solo la papaya madura y el loro verde que acompañan los comerciales precarios de “Colombia es Pasión”; nos caracterizan también otras cosas que valdría la pena cambiar. Creo que para la solución de aquellos problemas innegables de violencia, inseguridad, pobreza, entre muchos otros, que nuestros candidatos tradicionales usan como corbata de vestido de oficina, habría también que trabajar en aquellos problemas culturales y habituales de los que ya no hablamos, porque creemos que el problema es del otro.
No obstante, todo lo anterior, estoy convencido, del surgimiento de una nueva forma de mirar de muchas personas, muchas de ellas de nuevas generaciones y también muchas de ellas de generaciones no tan nuevas, pero igualmente personas que se han permitido pensar de formas distintas a las que nos dijeron nuestros abuelos, eso sí, con la mejor intención; (espero no herir susceptibilidades de las facciones mas conservadoras). Creo también que estas nuevas formas de mirar, están dejando de creer en las posiciones dualistas y radicales, son más incluyentes que excluyente de pensamiento y están convencidas del poder del acto creativo y la implicación personal, para apoyar causas que consideran justas y necesarias.
A esta nueva forma de pensar, me parece que responden propuestas como las del Partido Verde, o al menos, esa es la sensación y la esperanza que me genera, y voy a explicar por qué a mi juicio, lo hace.
Por el balance de capacidades de quien lo conforma. Cuando pienso en la posibilidad de un partido político compuesto por la diferencia y la sinergia y el complemento, de dicha diferencia, me lleno de entusiasmo. Dicha diferencia y sinergia productiva la veo en dos planos: Por un lado, en el plano de lo disciplinar, pues combina la mirada pedagógica y la mirada gerencial. Por otro lado, en el plano ideológico, pues intenta acoplar con respeto la posición de la derecha y la posición de la izquierda e intentan sacar lo mejor de cada una. En lugar del desgaste por el ataque y el descrédito de la ideología contraria, intentan construir desde la diferencia.
Porque no solo se trata de capacidades, sino de experiencia demostrada en gestión administrativa, transformaciones culturales, inversión en infraestructura útil para la gente e inversión social también para la gente. Nadie puede desconocer los profundos cambios logrados en una ciudad como Bogotá, en ambos sentidos. (Esperemos que quede algo después de un gobierno como el del actual alcalde). Claro, (y este contraargumento me lo se de memoria), muchos dicen, que no se puede comparar a Bogotá con Colombia. En mi opinión, una ciudad como Bogotá es un modelo a escala muy claro de un país como el nuestro, en muchos sentidos. Estos tres gobiernos, fueron consecuentes y constructivos con su predecesor, construyeron sobre lo construido y mantuvieron un balance entre la infraestructura y la inversión social en alimentación y educación. Lograron construir y mantener el cambio, de pasar de ser una ciudad de nadie, a ser al menos una ciudad en la que la mayoría ya siente algo de suyo. Pasó de ser una ciudad odiada por los de afuera y los de adentro, para ser una ciudad apreciada por sus posibilidades de negocios y sus posibilidades de cultura. Es claro que no es la sublimación de la perfección, pero también es claro que es la materialización de cambios importantes, producto de un hacer y un pensar distinto, que caracterizó a estos tres gobernantes y administradores.
Porqué como ya lo dije, me “mamé” de los discursos polarizados y destructivos sobre el otro. Porqué este partido me ofrece un discurso y un planteamiento distinto.
Porque si queremos un país diferente, necesitamos antes que nada, transformación cultural y pedagogía que nos posibilite cambios reales y sostenibles desde la sociedad misma. Por que los cambios empiezan por nosotros mismos y porque desde adentro tenemos que dejar de ser cómplices, intolerantes, violentos, tramposos, facilistas e individualistas en aquello que vaya más allá de nuestros propios intereses personales, para dar paso, al respeto y la participación por el otro.
Porque me convence el respeto entre las partes que lo conforman y porque creo en la importancia de ver en el otro, antes que un adversario, un compañero de equipo que tiene que aportar desde su propia experiencia y mirada.
Porque me encanta imaginar un país gobernado por más intelectuales que por políticos baratos.
Porque su posición de pedagogía y gestión refleja un mayor interés por las obras que por el circo mediático.
Porque abiertamente propone la inclusión en su agenda política y su compromiso, por el tema del medio ambiente y su defensa y cuidado
Porque propone que la solución de los problemas parte no solo de las políticas y decisiones del estado, sino de la implicación y papel activo de la sociedad misma.
Porque no están intentando convencerme de votar bajo la dinámica de un “mesías” criticando a otro “mesías”. Por que no proponen desde la destrucción de lo que hizo el actual gobierno, sino que por el contrario, ha venido proponiendo desde tiempo atrás la construcción sobre lo construido. Que curioso que antes de la declaración como inexequible del referendo reeleccionista, por parte de la Corte Constitucional, los discursos de los candidatos del partido liberal y polo democrático, estaban plagados de descréditos y críticas rígidas y sin matices al gobierno actual; no obstante, como por arte de magia, una vez desaparecido el angustioso para ellos, fantasma de la reelección, los resultados y los aciertos del gobierno empiezan a germinar en sus declaraciones, como intentando regalar una flor con aroma de ruego por el voto ante una sociedad marcadamente uribista. Tampoco estoy de acuerdo con la posición acomodada de algunos candidatos del partido conservador y de la U, que usan el gobierno de Uribe como la ubre hinchada de una vaca, para hacer proselitismo, asumiendo que todo es perfecto y queriendo mantener ese ánimo “furibista” de muchos colombianos. También considero, bajo la misma posición constructiva y no polarizada que he venido defendiendo, que hay que dar a Cesar lo que es del Cesar y reconocer a este gobierno los logros alcanzados. En torno a esto, las declaraciones y posiciones de los integrantes del Partido Verde, y también de Sergio Fajardo, fueron los únicos, que realmente desde un principio mantuvieron una postura justa y limpia con el gobierno actual, reconociendo los desaciertos como aspectos por ajustar y los aciertos como aspectos por mantener y fortalecer. Me parece que estos fueron los únicos que realmente asumieron una posición seria frente al tema, y no la asumida por el resto de partidos, parecida a la de los niños que exhiben una bicicleta nueva con arrogancia o la de los otros que la miran con envidia.
Porque no se ha aprovechado de las dependencias entre la política y los medios de comunicación, para ser cómplices del cierre de medios de expresión (aduciendo únicamente razones económicos del medio), que puedan atentar contra la credibilidad oficialista del gobierno actual y que puedan afectar la herencia de la popularidad hacia su candidato, que continuaría con el oficialismo actual, asumiendo una actitud solapada de “tiro la piedra y escondo la mano”, haciendo creer a la opinión pública de no haber relación alguna entre los intereses políticos del candidato y los nexos del mismo con el medio.
Porque están convencidos de la importancia de continuar con firmeza la lucha contra el terrorismo y los actos de barbarie de los grupos ilegales, sea cual sea, pero también, de que las armas no son la única “herramienta” por usar y que este único frente de batalla es insuficiente para acabar con el problema de raíz. Por que entienden que de nada sirve acabar con los grupos armados, sino se transforman las realidades sociales, económicas y culturales actuales, sobre las cuales dichos grupos se justifican. Por que esta mirada mas amplia e inteligente del problema me hace entender que, este tema no puede ser el único que justifique un voto, como lo presentan varios candidatos del partido conservador, y obviamente el partido de la U; es gracioso ver, como ambos lados, hablan como si los demás candidatos, estuvieran pensando acabar con la fuerzas armadas del estado al otro día de la posesión presidencial. Sería bueno que dichos candidatos, no creyeran, al menos, que todos los colombianos somos así de inocentes y primarios. Es claro, que la paz, no se ruega, y que debe generarse en ambas partes, la necesidad de lograrla, pero también es claro, que trabajar solo en el frente armado, es demasiado simplista e inútil. Creo que en muchos casos históricos y actuales ha sido demostrado en el mundo.
Porque tiene claro que acabar con los grupos armados, es solo la punta del iceberg, que ese no es el único problema por atacar, porque de hacerlo así, sería como quitar el tumor, pero no darnos cuenta que hay metástasis.
Tengo que confesar, que también estuve tentado a votar por Sergio Fajardo, pues escuchando su discurso y sus posiciones, me parece que están muy acordes con las del Partido Verde. Me parece que también proponen una mirada distinta, constructiva, respetuosa, pedagógica y firme. Sin embargo, me desilusiona ver, que ante la posibilidad de aglutinar un mayor volumen de votantes que haga un real contrapeso a los otros partidos, aduzca, la “necesidad primaria” de no defraudar a sus seguidores y por tanto de no someterse a alianzas ni consultas de partido. Pensaría yo, que los seguidores antes que seguir a una persona, siguen una propuesta, una forma, un ideal, o ¿es que en la práctica, Fajardo aplica esa mirada arrogante, egocéntrica, mesiánica y desconocedora del potencial del grupo ante la de la glorificación de la persona, que tanto ha atacado del gobierno actual?. Por esa falta de coherencia demostrada frente a los medios para lograr una posibilidad real de aplicar una forma distinta de hacer política y de gobernar, deseche esa opción.
Finalmente, por que creo que si es posible hacer cambios y transformaciones importantes en las formas de gobernar y de asumirse ciudadano, construyendo productivamente, desde la diferencia (de hecho sociedades como Chile y Brasil parecen demostrarlo), es que voy a votar por el Partido Verde. Soy consciente de que que el logro de un objetivo, depende de iniciar la construcción de su ejecución. Por lo tanto, la mejor manera de lograrlo, es empezar por mi , por mi transformación de pensamiento y mi transformación de acción atráves de mi voto. Si no creyera en la importancia y el poder de hacer un voto a conciencia y autónomo como este, basado en la propia convicción, más que en la de la masa, realmente no se podría transformar nada, y sería como si no creyera en nada de lo que he dicho hasta aquí.
Gracias por su lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario