domingo, 2 de agosto de 2009

(Parte 2) - Relación con el campo científico

Me parece pertinente comentar la relación que el problema tiene con el campo científico, dado que este actúa o es usado como una fuente legitimadora constante del discurso. El planteamiento de “El Secreto”, no presenta nada nuevo de lo que a mi modo de ver, el sentido común indica en cuanto al efecto que tiene el enfoque del pensamiento y la conducta, para llevar a término el alcance de ciertos objetivos, a partir del trabajo consistente. Sin embargo, lo que lo dota de un sentido nuevo y potente es la argumentación que se hace desde la física cuántica, siendo este un planteamiento científico que apenas empieza a descubrirse entre el común de las personas y dada su novedad, se facilita su uso para adaptarlos a otros usos discursivos. No pretendo naturalizar la física cuántica, pues como todo discurso dentro de un campo científico requiere de la revisión de sus estructuras y límites, pero si me parece importante señalar como ha roto las estructuras actuales de pensamiento en el campo científico y social, y por tanto señalar de que forma su uso en cierta forma, tergiversado es perfecto para legitimar planteamientos de materialización de deseo aplicada al consumo. La ciencia occidental, desde los nuevos supuestos de la física cuántica, está cambiando muchos de sus antiguos y fuertes paradigmas cartesianos y mecanicistas en los que todo podría ser calculado, medido y previsto. Según Fritjof Capra en obras como “El Tao de la Física” y “La Trama de la Vida”, comienza a existir interés de aplicación de los supuestos de la física cuántica, en las problemáticas sociales, una vez se genera la necesidad de contrarrestar los desequilibrios existentes en la cultura occidental. Muchos de estos supuestos se están trasladando a las ciencias sociales a partir de propuestas como la del pensamiento sistémico, la teoría de los sistemas complejos, la ecología profunda o la teoría del caos, en las cuales se plantea la interconexión entre fenómenos y elementos, la posibilidad que tienen las personas para intervenir en su realidad, y la concientización de las abstracciones rígidas que hacemos de ella, manifestadas en condicionamientos políticos, sociales y culturales. En síntesis, los efectos de pensamiento que genera la física cuántica por contraste con los de la física tradicional, pone al descubierto, como todo el tiempo construimos mapas mentales de la realidad, que generan divisiones y clasificaciones fragmentadas de actividades, creencias, sentimientos y talentos que trascienden en lo colectivo. Pese a lo anterior, por un lado, la física cuántica no menciona textualmente la materialización exacta del deseo del observador y por otro lado planteamientos como los de “El Secreto” desconocen que cualquier fenómeno involucra a varios observadores. En esta puesta de lo subatómico al servicio de los deseos del individuo, que supone discursos como los de “El Secreto” se extingue la noción de interconexiones y de red entre hechos, individuos y situaciones que propone la física cuántica aplicada a lo social; esto demuestra, que estos discursos de la materialización individual del deseo, se quedan dentro del campo de la representación, aquella que se vuelve conveniente para mantener esquemas de consumo capitalista, pero ahora fundamentado en la mirada “mística y científica” del “si mismo”.

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